La noche anterior soñé con mi abuela. No se si soy yo que estoy obsesionada con la muerte o que me pasa, pero era un sueño muy extraño.

Estaba en su casa y charlábamos en la cocina. Era tal y como la recordaré siempre. Con tanta energía, tan habladora, bromista... Tan llena de vida... Me daba mucho corte y cierto respeto preguntarle algo que me corrompía por dentro, pero tenía que hacerlo. Al fin y al cabo es mi abuela y aunque temía que le molestara la pregunta, sabía que me iba a responder bien.

- ¿Cómo es? ¿Qué sentiste? - Le pregunté.
- ¿Qué? No entiendo. ¿A qué te refieres?
- A cuando... Bueno... Me refiero al momento justo en que... Te moriste....

Yo no sabía ni como decirlo. Me costaba pronunciarlo. Aún no me creo que ya no esté, pero en el sueño era aún más raro porque estaba hablando con ella sabiendo que ya había fallecido, como si hablara con su fantasma o su espíritu. Pero no tenía miedo. Era ella.

- ¡Ah! Eso...

Me contestó como si fuera una pregunta normal, y puso una expresión como si pensara "tanto rollo, tanta intriga y tantos nervios para esta bobada de pregunta". Me sentí muy confusa y aliviada a la vez de que mi pregunta no fuera erronea.

- Pues mira, yo no sentía nada por los medicamentos, y lo que me pasó fue que empecé a ver una luz arriba y yo subí como flotando.
- ¿Y ya está?
- ¡Oh! ¿Y qué más quieres? Jajaja - Bromeaba.
- Pues no se... ¿No sentiste dolor? ¿Solo flotaste a la luz y ya está? ¿Entonces cuando uno muere no va a ningún sitio ni nada?
- ¡Mi niña! No... Yo fui a la luz, y luego es como si los viera desde arriba.

Al ver mi cara de duda, sorpresa, asombro, etc., me llevó al balcón de su casa (es en un cuarto piso), cogió una cesta o caja que tenía por ahí y la tiró a la calle justo debajo de la ventana del balcón. Recuerdo que era de noche. Y siguió explicándome:

- Imagínate que esa era la cama donde yo morí, pues es como si ahora estuvieramos en la luz que vi y a la que subí. Yo los veía a todos alrededor de la cama - refiriéndose a mis tías y tío, o lo que es lo mismo, sus hijos - y estaban llorando todos. Yo veía eso desde arriba y ya está.
- ¿Y luego te quedas ahí? ¿No vas a ningún sitio? ¿No se supone que te reunes con tus otros familiares que han muerto o algo? ¿No te fuiste con Papi?

Ella miró hacia abajo, con una mirada muy triste, de decepción y desilusión y me contestó:

- No... Con Papi no mi niña...

Ella estaba asomada, mirando hacia abajo, a la calle, y muy muy triste. Yo me sentía terriblemente mal. Tenía una mezcla de emociones negativas. Pena, lástima, miedo, un malestar tremendo, soledad... Y ahí desperté.

Yo no se que ocurre cuando uno mismo muere obviamente, pero si es tal y como me lo describió mi abuela en el sueño es un alivio de saber que no duele, porque a lo que más temo de morir es el dolor, aunque por otra parte me dejó fatal pensar en la posibilidad de que sea cierto que después de la muerte seguimos solos y nos quedamos en el mismo lugar en donde morimos. Creo que algo de sentido tiene, por otro lado no. Los hospitales estarían llenos de "almas o fantasmas" de personas muertas. ¿Pero por qué tendríamos que ir a otro lado? ¿Qué lugar? En mi sueño, en ningún momento de la conversación se nombró a Dios, ni un cielo o un infierno... Más bien la sensación que me dio fue de que nos convertimos en una especie de energía que puede influir en nosotros y que de hecho está con nosotros aunque no lo veamos.

Al menos tengo todos los recuerdos de mi abuela y me gusta creer que sigue de alguna manera con nosotros. Lo que siento es no poder tener este tipo de recuerdos y sueños con mi abuelo porque a él no pude ni disfrutarlo, aunque también apareció en uno de mia sueños. No recuerdo que soñé pero si recuedo su imagen y estaba alegre y muy sano, como cuando estaba bien.

En fin... Tendré que hablar esto con un psicólogo o al menos me gustaría.

Después se reflexionar un poco sobre ciertos temas que me han pasado con muchas personas en un corto, muy corto, período de tiempo, he llegado a la conclusión de que la mejor manera de tener una buena relación con la gente, y tener un trato que sea beneficioso y cordial con las personas, es creyéndote que no las conoces de nada. Lo que realmente va a servir es conocer solo los aspectos básicos y superficiales de una persona, como el tipo de música que le gusta, que tipo de películas ve, sus gustos culinarios, etc. Pero no es bueno conocer a la persona en si, ni dejar que conozcan como eres realmente. Lo que piensas, los valores o principios que tengas, lo que te importa o te deje de importar, tus sueños o metas en la vida... No servirá de nada saber ese tipo de cosas porque nunca sabes como pueden actuar las demás personas ante cualquier situación, ya que todo es muy relativo y pueden influir muchos factores al darse una deteminada circunstancia y pueden haber malentendidos o acumulación de cosas que luego estallan (como un mal dia, una riña con alguien, cansancio, uno estar muy alegre y otro muy triste, etc). No se puede saber ni de que puede ser capaz de hacer uno mismo hasta que lo hace. Por eso no es sano dar por hecho que conoces a quien sea, ni a ti mismo. Cuando una persona se da a conocer se hace vulnerable y puede servir tanto para bien como para mal. Asi que lo mejor es hacer que no conoces a las personas a la vez que intentas saber cada vez más de ellas. Sería algo asi como si a las personas que conoces las volvieras a empezar a conocer constantemente. De esa manera no habrán sorpresas que llevarse, y por lo tanto, o al menos según mi experiencia, habrán más alegrías que disgustos. Estamos siempre aprendiendo a convivir con nosotros mismos y con los demás y las relaciones sociales es algo de lo más difícil que existe en el mundo, sobretodo cuando dos personas son tan diferentes y tan parecidas a la vez. Dicho este lío de palabras repetitivas aunque con sentido, al menos para mi, que pasen muy buena tarde.

Y gracias.
:)

Música. Canciones que emocionan y logran profundizar en esa zona sentimental que no debería manifestarse.

Películas. Personajes con los que me identifico. Historias que resultan familiares, que incluso son conocidas.

Reflexionar. Pensar. Olvidar. Recordar. Dejar la cordura a un lado inconscientemente. Que la mente en un estado de vulnerabilidad absoluta haga el resto.

No es decepción, ni frustración. Ni siquiera tristeza. Es un sentimiento de vacío. Ese que se siente cuando le confías algo importante a alguien muy importante, pero carece de interés frente a cualquier cosa que rodee a otra persona.